Fue levantada con una sola nave a comienzos del siglo XVI, conservándose de la fábrica primitiva la portada de los pies, o Puerta del Perdón, labrada en granito y en estilo Reyes Católicos tardío. A su izquierda se alza la torre del siglo XVIII, orgullo de Villaralto. La iglesia fue reconstruida en 1785 adoptando una apariencia barroca. Con las capillas del lado de la epístola se formó otra nave, completándose más tarde con otra por el lado del evangelio. Destacan el retablo barroco de la patrona del pueblo, la Virgen del Buensuceso, llegado a la parroquia en 1942, así como la imagen de la Divina Pastora, talla de madera del siglo XVIII y el lienzo de San Pablo Ermitaño realizado en 1667 y atribuido a Sebastián de Llanos Valdés.